SOBRE LA COMPETENCIA GLOBAL

El sistema educativo es, aparentemente, uno de los principales retos de los estados del siglo XXI. Solamente en los últimos 15 años, el estado español ha realizado tres grandes reformas en este campo: la LOE, la LOMCE y la LOMLOE. Parece que los gobiernos están preocupados en como amoldar la educación para hacer frente a las carencias de la humanidad (el hambre, la pobreza, conflictos internacionales, vulneraciones de derechos humanos...), queriendo que ésta apunte a la construcción de sociedades cívicas, éticas y humanas.

Una de las pequeñas medidas a nivel internacional es la integración de una nueva competencia para la evaluación de los informes de PISA por parte de la OCDE: la competencia global. Mediante esta competencia se medirán conceptos como la capacidad de emprender acciones para el bien común.

En este artículo no vamos a entrar a valorar las utilidades a niveles generalistas de la utilización de esta competencia, sino a criticar la posible correlación entre la competencia global y el área de la tecnología.

Para empezar, podría darse la motivación de los organismos públicos de integrar dentro de los currículos de las asignaturas tecnológicas contenidos sobre la ética del ser humano con la tecnología o su papel respecto a ésta. Esto daría pie a concienciar a los futuros trabajadores del ámbito industrial sobre si lo que están desarrollando en su puesto de trabajo se encuentra dentro de un marco ético o no. Por ejemplo, gracias al concepto de competencia global, dentro de las asignaturas tecnológicas se podría enseñar el papel que desempeña la ciencia dentro de las grandes empresas que buscan apropiarse del desarrollo de las tecnologías para afrontar la competencia del mercado laboral y así generar plusvalías extraordinarias para seguir acumulando capital y riqueza. Si no apuntamos hacia una educación que ayude a ver el funcionamiento del propio sistema, no podremos construir una sociedad que sea capaz de realizar un proceso de introspección. No podremos mirar hacia dentro, ver que carencias tiene el ser humano y trabajar dichos campos.

Sin complicarnos tanto, podríamos afirmar que sí existe relación directa entre la competencia global y la tecnología: según la teoría del materialismo histórico de Marx, la coyuntura material de la sociedad establece el modo de vida de dicha sociedad. Hoy en día, los adelantos tecnológicos y científicos marcan esa realidad material, y es esa realidad material la que influye en el modo en el que entendemos el mundo. Por lo tanto, si queremos evaluar conceptos como (el ya mencionado anteriormente) emprender acciones por el bien común, es necesario que la educación ofrezca los conocimientos suficientes para entender la influencia de la tecnología en nuestra perspectiva sobre la vida.

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