SOBRE LA ELIMINACIÓN DE LA CONVOCATORIA DE SEPTIEMBRE EN SECUNDARIA.

    El próximo curso 2022/23 se empezará a aplicar en los centros del estado español la nueva ley educativa (LOMLOE - Ley Orgánica de Modificación de la LOE - o también llamada ley Celaá). Aunque todavía hay muchas incógnitas por resolver, esta ley deja las puertas abiertas a cambios concretos en el sistema educativo (y digo que deja las puertas abiertas ya que todavía está pendiente de negociarse y aprobarse en una Conferencia Sectorial de Educación). 

    A raíz de la eliminación de la convocatoria extraordinaria de septiembre en los cursos de la Educación Secundaria Obligatoria, me surgen dudas sobre el porqué de esta modificación. Se dice que es para fomentar la evaluación continua, pero ¿no se tiene en cuenta a día de hoy la continuidad y el esfuerzo de los alumnos durante el curso? No digo que lo hagan todos los profesores, pero sí creo que el ambiente general del profesorado a la hora de dictaminar una nota global es echar la vista atrás y tener en cuenta el compromiso del alumno o la alumna con su asignatura.
    
    Otro de los conceptos que se mencionan a favor de esta modificación es: "pero si las asociaciones de padres y madres adelantan la convocatoria de septiembre a junio para que los estudiantes puedan desconectar en verano, ¿cómo se van a estudiar en dos semanas lo que no se han estudiado en todo el curso?". En mi opinión, esto no es más que un tópico de alguien al que le queda muy lejos la vida del estudiante académico, ya que la mayoria de estudiantes que acuden a la convocatoria extraordinaria de recuperación de junio no es porque no hayan dado un palo al agua durante todo el curso, sino porque se han saturado de memorizar y de tragar sin masticar tanta materia y tantos contenidos. Entre mayo y junio se les piden exámenes orales, exámenes escritos, trabajos, entregas, fichas, ejercicios ... La mayoria de contenidos los van a vomitar en un examen y sacarlos cuanto antes del cuerpo para poder tener la cabeza despejada en los meses de verano, y así volver a prepararse para otro curso académico de estrés, malestar y 7 horas al día de incómodas sentadas en el aula.

    En mi opinión, se les está quitando una oportunidad para poder aprobar lo que les queda pendiente de toda esa ola de pruebas y exámenes de las convocatorias ordinarias, y se les está quitando diciendo que se tendrá en cuenta su actitud y continuidad durante el curso. Espero que si se aprueba, se tomen medidas para que los docentes puedan fomentar esa continuidad, y motivar a los alumnos desde septiembre a que cojan su asignatura con cierta ilusión.

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